sábado, 21 de enero de 2012

Juan

A Juan no le ladraban los perros,
sí el tipo es más bueno que el pan,
la banda sí que lo echa de menos,
listo a recibirlo, siempre habrá un lugar.

Juanito no se guarda los sueños
y puja para verlos nacer
pero hoy se le atoran en el pecho
entre lagrimitas que retiene también.

No saben que aunque encierren a Juan,
que aunque es una atrocidad
cortar las alas de un ángel,
no pueden con la imaginación
y Juan no dejará nunca de volar y volar.

El dueño del infierno lapida un corazón
una vida que en tinieblas florece
se nutre con la luz del amor,
ni hormigón, ni mil barrotes esa luz matará.

Qué triste es ver que pasan los años
que no se pueden recuperar
qué triste que es de pronto acordarnos
de los buenos ratos que pasamos con Juan.

Pero así como malo es el tiempo
el mismo es quien nos sabe acercar
alguien que le veremos de nuevo,
ese día de fiesta en que los muros caerán.

Juanito arrastra una pesadilla
va contando los días
y esperando las noches,
tal vez dormido pueda sentir
esos mil abrazos tibios que le aguardan acá.

No saben que aunque encierren a Juan,
que aunque es una atrocidad
cortar las alas de un ángel,
no pueden con la imaginación
Y Juan no dejará nunca de volar y volar.

El dueño del infierno lapida un corazón
una vida que aferrada florece
se nutre con la luz del amor,
ni hormigón, ni mil barrotes esa luz matará,
Se nutre con la luz del amor,
ni hormigón, ni mil sentencias a ese amor ahogarán.